El
"Señor de la Caña", el "Señor Justo Juez", el "Señor de la Justicia"...
Al día
siguiente de la tragedia falto el pan y escasearon los víveres y para la
congoja del pueblo del Callao y de Lima, el domingo 30 corrieron la
falsa noticia de otra invasión del mar que venia sobre la ciudad. Muchos
creyeron y abandonaron sus casas huyendo hacia los cerros del este,
después de muchas horas retornaron a sus casas.
El 1 de
noviembre, se sintió otro temblor y cayo una inusitada y copiosa lluvia
hasta las siete de la mañana del día siguiente. Para esa fecha ya se
habían enterrado solo en Lima más de 4,000 cadáveres, después del
terrible sacudón, por falta de higiene y epidemias fallecieron otras
2,000 personas.
Las
pérdidas se estimaron en 600 millones de pesos, de 23 buques que habían
estado anclados en el puerto, en los que se encontraban los navíos de
guerra "San Fermín", "La Virgen del Socorro",
"San Antonio", "Michelot" y el buque de
carga "El Caplina" de donde se dice traía una maravillosa
carga y es importante en esta historia; 19 se fueron a pique y 4
quedaron varados en el centro de la ciudad.
El "San Fermín",
para tener una idea del costo de las pérdidas costo 80,000 pesos y había
sido construido hace 15 años en un astillero de Guayaquil Ecuador.
En su
tradición "Conversación con un Libertino" Don Ricardo
Palma, nos relata un suceso relacionado con el maremoto: "Según
cuenta Don Juan de Anduela, se estaba divirtiendo con varios amigos en
una taberna del Callao, cuando tuvo lugar el terremoto. Pasado el susto
salió a buscar cigarros en las alforjas de su cabalgadura, pero, al
contemplar el mar vio con gran espanto la gigantesca ola que se estaba
formando. Ante tan terrorífico espectáculo alertó a sus compañeros de
juerga salto a su caballo y espoleándolo con desesperación llegó a Lima,
ingreso con su cabalgadura en la Iglesia de la Merced, que estaba llena
de asustados fieles y al grito de confesión...confesión...el mar se
sale, entero a los presentes de la horrible desgracia que había abatido
al Callao".
Se
recibieron lúgubres noticias de daños y muertos ocurridas en lugares
vecinos y por tal motivo en Lima el miércoles 2 de noviembre de 1746, se
organizaron infinidad de rogativas y procesiones penitentes, el pueblo
herido se volcó a las calles y los fieles se disputaron el turno de
cargar las Andas del "Señor de los Milagros" y las urnas
con los restos de "Santa Rosa de Lima" y "San
Francisco Solano", fue una procesión realmente contrita de pleno
arrepentimiento.
En el
Callao los pocos sobrevivientes, el sábado 5 de noviembre con cariño y
tristeza optaron por sacar en procesión a su Patrona, la "Virgen
del Carmen", muda testigo de lo acontecido porque las aguas
llegaron hasta sus pies. Está fue presidida por el Padre de la Ermita de
la Legua, los Padres de Lima y los cargadores, en especial los hermanos
del "Señor de los Milagros de las Nazarenas" en una
demostración de fe indescriptible.
Solo
pudieron llegar a San Diego, todo era dolor y desolación, se había
acondicionado un lugar para Ella, efectuándose rezos y cánticos,
retornando a su Ermita y sus Cultos fueron interrumpidos cerca de los 10
años que duro la remoción y limpieza de los escombros, pero sus hijos
siempre la seguían, pidiéndole paz para los que partieron, los pocos que
estuvieron no vieron lo que pasaría después.
Todos
estos hechos marcaron la devoción de los Chalacos hacia su Madre y
sabemos que, según las tradiciones y crónicas de la época Ella siempre
visitaba a sus hijos.
El 10 de
noviembre, el Virrey Don José Manso de Velasco, dio un Decreto
encargando el planeamiento de la reconstrucción al Catedrático de
Matemáticas y Cosmógrafo Mayor del Reino Don Luis Godín quien dicto
sabias previsiones que fueron refrendadas por él.
Está se
inicio el 16 de enero de 1747, a las 10 de la mañana cuando se
comenzaron a abrir las zanjas para la edificación de la fortaleza del
puerto, que, según los planos de Godín tuvo forma de pentágono. El 11 de
febrero, por Decreto Supremo, se ordenó que en un terreno de 7 fanegadas
de extensión, de la hacienda de Doña Fructuosa Figueroa y Zavala,
ubicada a la izquierda del Callao y a un cuarto de la Legua, se diera
inicio y formación a las bodegas y pueblo de Bellavista.
Diez años después en 1756, los esposos Casavilca, él, Don
Antonio de oficio pescador, transitaban por las playas de Bellavista,
encontraron varada una caja de madera en muy buen estado de
conservación. Al abrirla contemplaron con asombro una bella Imagen de un
Cristo tallado en fina madera, sentado en una Peña con los brazos
extendidos, dando la impresión de esperar su Calvario y Pasión.
Es de
mirada dolida con los ojos abiertos, la boca entreabierta con la
sensación de dolor, de cuerpo entero, de larga cabellera y barba tupida.
La noticia corrió como regedo de pólvora, cuando dieron cuenta de su
providencial hallazgo, la gente devota comenzó a rendirle Culto y se le
llamo el "Señor de la Caña", el "Señor Justo Juez"
o simplemente "Señor de la Justicia".
Lo cierto
fue que tiempo después el pueblo Chalaco lo Bautizó y con justa razón,
como el "Señor del Mar" nombrándolo como su Patrón y Protector,
porque del mar les llegó.
Los
fieles le construyeron una gruta, la que después se convirtió en la
Capilla de Bellavista.
La imagen
que llegó del mar nació sin documento, apareció de pronto, quizás tenia
otro destino, pero la magnificencia de su dulzura engalano esa fuerza
que se había perdido.
No se sabe quien lo trajo, de repente el
"San Fermín", el "San Antonio", pero todos suponen
que fue "El Caplina" y con el se quedo. El desastre
ocasionó que se quedase en el Callao, y así lo determinó el destino.
En esos
tiempos existían solamente la "Iglesia de la Matriz" y la
"Capilla de Bellavista", en el año 1860 se inicia la
construcción de una nueva Iglesia, la cual se inauguró en 1864 con el
nombre de "Rosa de Santa María", hoy "Parroquia Santa Rosa".
Desde su inauguración, al año siguiente y por estar más cerca del
puerto, mediante Decreto Arzobispal, el "Señor del Mar",
obtiene su residencia definitiva en esta Iglesia declarada Parroquia en
1865 bajo la Administración Eclesiástica del Arzobispado de Lima.
Hay un
dato muy especial, todavía no corroborado por la fuente y es que la
"Fortaleza del Real Felipe" fue terminada el año 1774; y al
año siguiente, el 20 de octubre de 1775, con gran sentimiento salió por
primera vez en procesión la Venerada Imagen del "Señor del Mar",
desde San Diego, hoy Bellavista, fue llevado al Callao para que se le
rindiera homenaje, llegando a las puertas del "Real Felipe",
siendo recibido con los honores respectivos, ingresando a la Capilla y
recorriendo las calles del Nuevo Callao que hasta la fecha lo trata con
especial cariño.
Por estar
relacionado con el Culto, nuevamente de la Tradición de Don Ricardo
Palma, "Cosas que tiene el Rey Cristiano que parece de pagano",
extractamos un intento de golpe Emancipador anterior a nuestra
Independencia.
En
el año 1814, Don Juan José Vásquez Penacho, Sexto Conde de la Vega del
Ren, conspiraba para dar el golpe de gracia al dominio Español. Hombre
popular y de mucho prestigio, era Capitán de Milicias del "Número",
batallón compuesto por 800 artesanos criollos. La conspiración debía
estallar el 28 de octubre de 1814, a la hora en que la procesión del
"Señor del Mar" estuviera dentro de la Fortaleza del Real Felipe.
Calcularon sorprender la guardia de diversos cuarteles y apoderarse del
Virrey Don Fernando de Abascal, pero, fracaso el golpe por haber sido
delatados todos los comprometidos.
Desde esa
época año tras año, recorre en firme y solemne procesión las calles del puerto
cada
28 de octubre. En la República, con ocasión de la fundación de la
"Hermandad de Culto, Cargadores y Sahumadoras del Señor del Mar",
recorre las calles el 29 de octubre y el 24 de mayo, esta última por lo
acontecido en 1940.
De esta
manera, hasta la actualidad estas tres procesiones forman parte de sus
Festividades Anuales Ordinarias.