La Conquista del Perú por Francisco Pizarro tuvo carácter de
exploración. Habían llegado a un lugar grande, organizado y desconocido.
Por eso
los conquistadores cuando tomaron el control, a veces sólo dieron
soluciones tentativas. Un ejemplo lo constituye la fundación de la
Ciudad de Jauja como Primera Capital del Perú, proyecto abandonado en
una Reunión de Cabildo el 29 de noviembre de 1534, cuando los vecinos
declararon que "les parecía que el pueblo principal se hiciese a
la mar".
Se
intentó, entonces, primero fundar una Capital similar a la de Madrid en
España o México en la recién formada Colonia de Nueva España. Pero Jauja
nunca logro imponerse, pues los vecinos se sintieron aislados a "cuarenta leguas" de la costa. Querían un puerto cercano y lo
cambiaron por Lima.
El 8 de
Enero de 1535, Francisco Pizarro justifica la mudanza de la Capital
hacia "el asiento del Cacique de Lima", por estar junto
del mismo un buen Puerto para la carga y descarga de los navíos que
vinieron a estos reinos. He ahí que el origen del Puerto del Callao
surge como consecuencia de la ubicación definitiva de la Capital de
Lima.
El lugar
exacto fue escogido por tres comisionados de Pizarro, mandados para este
fin, cuando éste se encontraba en Pachacámac. Como ellos opinaron que
Lima se encontraba "cerca del puerto del mar", el 18 de
Enero de 1535 se fundó la Ciudad de los Reyes.
Por eso
la historia del Callao antiguo, es la historia que media entre el
discutido origen de su nombre y su mayoría de edad, dignidad y gobierno,
afirmada en la República, comprendiendo aproximadamente más de tres
siglos de existencia; desde las primeras referencias de los Cabildos de
Lima, que en 1537 hablan de "edificar y hacer un tambo en el
Puerto de esta Ciudad para que reciba las mercaderías de los navíos que
al dicho puerto vinieren", hasta 1826 en que se rindieron los
Castillos del Real Felipe.
En el
ínterin, entre diversas incidencias notables, el Callao sufrió no pocas
ruinas y calamidades, siendo la principal la del terrible terremoto
maremoto del 28 de Octubre de 1746, en que se salió el mar y arraso todo
por completo.
Es a
partir de éste, que podemos deducir y dividir al Callao en dos, "antes y después del terremoto y maremoto del año 1746"; la
presente es una reseña que llamamos en esta crónica por antonomasia, de
sus principales logros y vicisitudes en dicho lapso de tiempo.
No es
fácil dar idea de tantos avatares en un articulo de esta índole, como no
sea con mucha omisión y apretada síntesis.
Pero
hemos de decir, para empezar, que es tan vasta y pintoresca la historia
de nuestro primer puerto, y se halla tan íntimamente ligada a nuestra
Capital, que no había de resentirse por falta de interés o de amenidad a
poco que se recuerdan sus principales episodios.
Suerte de
rosa náutica de los vientos, siempre tuvo el Callao el ojo encima, fuera
este de Virreyes o de conspiradores, de piratas y filibusteros u
honestos navegantes. Más aún, del Callao irradiaban, casi únicamente, el
poderío y las riquezas peruanas que tuvieron el mar como vehículo de
vida cotidiana y fue del Callao de donde partieron las atrevidas
expediciones marítimas que bajo Alvarado de Mendaña en los años de 1567
y 1595, descubrieron las "Islas Salomón" y las "Marquezas" respectivamente.
Así
también en el año 1605 partió del Callao, Pedro Fernández de Quirós,
quien estuvo a punto de descubrir el Continente Australiano, que
confundió con la "Isla del Espíritu Santo".
Por
ironía del destino, ni durante ni después, nada le toco al Perú de tales
hallazgos como no fuesen algunas aves de corral y las primeras simientes
de nuestros sabrosos plátanos "de la Isla", que fueron
traídas de las Marquezas.